Pre-historia del amor como necesidad básica humana.
Educar-nos para la ternura
Joaquín Benito Vallejo / Ed. Corona Borealis
Educar-nos
para la ternura comienza con una pregunta:
¿Sabéis
que el amor es lo más importante de la vida?
El amor es el resultado de la vida.
No de una vida particular de cualquiera de nosotros,
sino de la evolución de la vida en general dentro del planeta Tierra.
Resultado de la adaptación, mediante el desarrollo de las especies a su medio entorno del que también forman parte las otras especies, además de los individuos de una misma especie.
Resultado de la adaptación, mediante el desarrollo de las especies a su medio entorno del que también forman parte las otras especies, además de los individuos de una misma especie.
En esa adaptación, fue decantándose como la principal misión de cada
individuo el cuidado de sí mismo, así como el de sus congéneres.
Todas las células se agrupan viviendo entre sí formando distintos tipos de sociedades.
En esa sociabilidad o vida en común ya hay, debe haberla, comunicación y colaboración por un objetivo común, la vida misma y la de la especie.
Todas las células, desarrollando diferentes
funciones en órganos y organismos mantienen la comunicación y la colaboración
por el objetivo común, dentro de un mismo ser u organismo, y dentro de la
especie a la que pertenecen.
Dentro de la especie forman agrupaciones más
pequeñas o familias. Y dentro de estas siguen desarrollando la colaboración en
defensa de la vida.
Formar familias desarrolla la diversificación de tareas en aras del bien común –de igual modo que dentro de un organismo, los órganos desempeñan diferentes funciones-.
Se construyen un hábitat y se protege y se cuida a
las crías.
En estos ámbitos el apoyo mutuo por el bien común es
el hilo conductor. Donde se da la
empatía, el altruismo, la colaboración, el vínculo, el afecto….
Suponen la
orientación o el rechazo de aquello que es bueno, agradable, placentero para la
vida, o al contrario, de lo que hay que huir y protegerse porque es malo,
peligroso, desagradable o dis-placentero para vivir.
De ahí que la emoción que se yergue como esencial y prioritaria es el amor porque es el resultado de las leyes de la sociabilidad: la colaboración, la empatía, el altruismo, el vínculo afectivo, la protección, el cuidado, etc., que proceden del desarrollo de las capacidades de vivir y reproducirse.
Porque encarna la máxima felicidad. Porque salvaguarda y protege al SER.
De acuerdo con Maturana -El árbol del
conocimiento - Lumen. Buenos Aires 2003-.,
“... los seres
humanos, somos seres biológicamente amorosos
como un rasgo de nuestra historia evolutiva. ... el amor ha
sido la emoción central conservada en
la historia evolutiva. ... enfermamos cuando se nos
priva de amor, considerado este como la emoción fundamental donde se asienta nuestra existencia relacional con otros y con
nosotros mismos.”
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