A propósito del libro:
“Educar-nos para la ternura – Joaquín Benito Vallejo – Ed. Corona Borealis” –
Vamos a intentar responder a esas preguntas.
“Educar-nos para la ternura – Joaquín Benito Vallejo – Ed. Corona Borealis” –
queremos empezar haciéndonos
una serie de preguntas para que sus respuestas nos aporten clarificaciones a todos.
¿Qué es la ternura? ¿Qué
significa educar-nos para la ternura? ¿Para qué educar-nos? / ¿Para quién tenemos que educarnos
y dar ternura? / ¿Por qué, cual es esa razón, qué necesidad hay o
qué beneficios reporta? ¿Quién puede darla? ¿Cómo nos podemos educar
para practicar la ternura?
0 - ¿Qué es la ternura?
– Ternura es sinónimo de delicadeza, de
dulzura, de suavidad, de entrañable, de interno y profundo, de cuidado, de
esmero, de atención, de respeto, de un buen trato no invasivo. En este caso, la
ternura se refiere especialmente además al contacto corporal, respetuoso y
profundo, que toca el alma, que con su tacto delicado llegue a lo más profundo del ser.
1 – ¿para qué? – ¿para qué educar-nos? – Del mismo título, de cómo está escrito, con ese
guion entre educar y nos, ya se deduce su significado: educar-nos a nosotros
mismos en primer lugar; y segundo, con el objetivo de dar ternura. A lo dicho
en el primer punto añadimos ahora que; educar-nos para la ternura es educarnos
para hacernos más amables, más comprensivos, más empáticos, más sensibles, más
receptivos, más disponibles a las demandas de los demás, más respetuosos, más
afectivos…
2 – ¿para quién? – ¿para
quién hay que educar-nos? Para todos en
general, pero especialmente para atender a los niños, los enfermos, los
ancianos, los moribundos, las personas
con necesidades especiales, para aquellos que necesitan cuidados especiales
para su salud, su crecimiento, su desarrollo personal… En general,
para el apoyo y el reconocimiento de todo ser distinto a nosotros.
3 – ¿por qué? – ¿por qué hay que educar-nos para la ternura? – Porque la ternura es uno de los comportamientos
más importantes para relacionarnos con el otro. Porque ese comportamiento es la
clave para sentirse respetado, reconocido
como ser humano con sus propias características, capacidades y potencialidades
distintas a las de uno mismo, acogido, tratado
de la mejor manera. En caso contrario la persona se siente mal, frustrada,
rechazada, desatendida. La ternura y todo lo que conlleva es esencial para la salud integral de la persona a
nivel psíco – socio – físico – anímico – ontológico, a nivel de lo que es su propio SER. Ser humano íntegro, autónomo, independiente,
libre, -la necesidad más esencial y básica- de la que se deriva EL AMOR, el
cual es fruto del desarrollo filogenético de las especies – que es darse al
otro sin pedir nada a cambio – favorecer el desarrollo de las potencialidades
del otro sin imposiciones, sin chantajes, sin seducciones, sin engaños.
4 – ¿Quién? ¿Quién
puede ejercer la labor de dar ternura y amor?
– Lo podemos hacer todos y cada uno de nosotros. Algunos tienen esa cualidad
innata, son capaces de atender al otro de un modo amable sin problemas. Quizá
porque han sido educados en ello de niños. Ejerciendo el buen trato, la
amabilidad y el cuidado en él mismo y con los otros. Sin embargo, otros tenemos
que aprenderla y cultivarla. En general, la persona que ha sido bien atendida
en su niñez, y que ha superado el narcisismo primario, que se ha hecho
independiente, ejerce de modo natural la atención y el afecto por el otro. No
así, quien es una persona neurótica, egoísta y dependiente.
Por tanto, puede
dar ternura la persona preparada, madura, realizada o en proceso consciente de
realización y de la superación de sus trabas y dependencias psico-afectivas
infantiles. – La persona que ha conseguido la superación del ego. – La persona que es madura. Que está en
contacto y conexión consciente consigo mismo, con los demás, con el entorno
social y medio ambiental. También pueden y deben ejercer la ternura aquellas
personas cuya profesión está dirigida al trato con los demás especialmente en
lo que se refiere a la salud, la educación, la terapia, el cuidado, etc. El
buen trato a las personas, por tanto, implica especialmente a los profesionales
de la salud, a madres y padres, a los educadores infantiles, a los
cuidadores... Expresando en su cuidado y atención, la afectividad, el
reconocimiento y el respeto por el otro.
5 - ¿cómo?
– ¿Cómo
podemos educar-nos para la ternura? – Educándonos y
cultivándonos para ello, para atender y estar con el otro. Dedicando una
atención y un cuidado especial en las relaciones – atender, cuidar, acompañar,
proteger, estimular, dar afecto, seguridad, tranquilidad...
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