EDUCACIÓN – E. FROMM
– el miedo a la libertad -pag.
312 y sig.
¿Qué función desempeña el
proceso educativo en la formación del carácter social?
Antes aún de eso ¿Qué se
entiende por educación?
La
función social de la educación es la de
preparar al individuo para el buen desempeño de la tarea que más tarde le
tocará realizar en la sociedad, esto es, moldear su carácter de manera tal que se aproxime al carácter social; que
sus deseos coincidan con las necesidades propias de su función.
El sistema educativo de toda sociedad se halla determinado por este objetivo; por lo tanto,
El sistema educativo de toda sociedad se halla determinado por este objetivo; por lo tanto,
no podemos explicar la estructura de una sociedad o la personalidad de
sus miembros por medio de su proceso educativo, sino que, por el contrario,
debemos explicar el proceso educativo en función de las necesidades que surgen
de la estructura social y económica de una sociedad determinada.
Los
métodos educativos son muy importantes porque ellos forman los
mecanismos que moldean al individuo según lo prescrito.
Esto
también es válido para un sector especial que interviene en el proceso
educativo, como es la familia. Según
demostró Freud las experiencias tempranas de la niñez ejercen una influencia
decisiva en la formación de la estructura del carácter. Los padres no solamente aplican las normas
sociales, con ciertas excepciones individuales, sino que además, por medio de
sus propias personalidades son portadores del carácter social de su sociedad y
clase.
Transmiten al niño lo que podría llamarse la atmosfera psicológica o el espíritu de la sociedad simplemente con ser lo que son, representantes de ese mismo espíritu. Así pues, la familia puede ser considerada el agente psicológico de la sociedad.
Transmiten al niño lo que podría llamarse la atmosfera psicológica o el espíritu de la sociedad simplemente con ser lo que son, representantes de ese mismo espíritu. Así pues, la familia puede ser considerada el agente psicológico de la sociedad.
Si
bien es cierto que las necesidades de la estructura económica y social moldean
al hombre, hay que tener en cuenta que la capacidad de adaptación no es
infinita.
No solo existen ciertas necesidades fisiológicas que piden ser
satisfechas de manera imperiosa, sino que también hay ciertas cualidades
psicológicas inherentes al hombre que necesariamente deben ser satisfechas y
que originan determinadas reacciones si se ven frustradas.
¿Cuáles
son tales cualidades?
La
más importante parece ser la tendencia a crecer, ensanchar y realizar las
potencialidades humanas que el hombre ha desarrollado en el curso de su
historia, como el pensamiento creador y crítico, o la facultad de tener
experiencias emocionales y sensibles diferenciadas.
Cada
una de estas potencialidades posee un dinamismo propio y una vez que se han
desarrollado a través del proceso
evolutivo tienden a expresarse y manifestarse.
Tal tendencia puede ser reprimida y frustrada pero ello origina nuevas reacciones especialmente con la formación de impulsos simbióticos y destructivos.
Tal tendencia puede ser reprimida y frustrada pero ello origina nuevas reacciones especialmente con la formación de impulsos simbióticos y destructivos.
Esta
tendencia general al crecimiento –equivalente psicológico de una tendencia
biológica- origina impulsos específicos como el deseo de libertad y el odio a la opresión, dado que la libertad
constituye la condición fundamental de todo crecimiento.
Análogamente, el deseo de libertad puede ser reprimido y desaparecer de la conciencia del individuo, pero no por ello dejará de existir como potencialidad, revelando su existencia por medio de aquel odio consciente o inconsciente que siempre acompaña a tal represión.
Análogamente, el deseo de libertad puede ser reprimido y desaparecer de la conciencia del individuo, pero no por ello dejará de existir como potencialidad, revelando su existencia por medio de aquel odio consciente o inconsciente que siempre acompaña a tal represión.
También
la tendencia hacia la justicia y la verdad constituyen un impulso inherente a
la naturaleza humana aun cuando pueda
ser reprimido y pervertido. La vía que ha de seguirse para explicar esta
tendencia es la de analizar toda la historia social e individual del hombre.
Descubrimos así que para quien carece de poder, la justicia y la verdad
constituyen las armas más importantes en la lucha para lograr la libertad y
asegurar la expansión.
Gran
parte de la humanidad en el curso de la historia ha debido defenderse contra los
grupos más poderosos que lo oprimían y explotaban, del mismo modo, el niño
atraviesa un periodo que se caracteriza
por su impotencia ante el poder.
En
tal estado de debilidad han de desarrollarse ciertos rasgos como el sentido de
la justicia y la verdad capaces de construir
potencialidades comunes a toda la humanidad.
Entones, si bien el desarrollo del carácter
es estructurado por las condiciones básicas de la vida, y si no existe una
naturaleza humana fija, esta posee un
dinamismo propio que constituye un
factor activo en la evolución del proceso social.
Consideramos
la naturaleza humana condicionada por la historia, sin olvidar el significado
de los factores biológicos.
Debemos considerar la
personalidad humana mediante la comprensión de las relaciones del hombre con
los demás, con el mundo, con la naturaleza y consigo mismo.
El hombre es primariamente un ser social. La psicología individual es esencialmente psicología social, psicología de las relaciones humanas.
El hombre es primariamente un ser social. La psicología individual es esencialmente psicología social, psicología de las relaciones humanas.
El problema central
de la psicología es el de la forma de conexión del individuo con el mundo y no el de la satisfacción o frustración de
determinados deseos instintivos. El problema relativo de los instintos ha de
ser comprendido como parte de las relaciones del hombre con el mundo y no como
la cuestión central. Por tanto, las necesidades y deseos que giran alrededor de
las relaciones del individuo con los demás: amor, odio, ternura, simbiosis son
fenómenos psicológicos fundamentales.
El deseo de recibir pasivamente de una fuente
exterior todo lo que se quiera obtener –amor, protección, conocimiento, etc.- se
desarrolla en el carácter del niño como una reacción a sus relaciones con los
demás.
Si a través de tales
experiencias el miedo llega a debilitar el sentimiento de su propia fuerza, si
se le paralizan su iniciativa y
confianza en sí mismo, si desarrolla cierta hostilidad y luego la reprime, si
al mismo tiempo su padre o madre le ofrece cariño o cuidado pero con la
condición de someterse, toda esta constelación de circunstancias le conduce a
la adopción de una actitud de abandono
del dominio activo, dirigiendo todas sus energías hacia fuentes exteriores de
las que espera el cumplimiento de todos sus deseos.
Esta actitud asume un
carácter apasionado porque constituye el único medio por el caul el individuo puede lograr la
realización de sus anhelos.
El
individuo anal, por el contrario, busca su seguridad construyéndose un sistema
autárquico, autosuficiente y considera el amor y cualquier otra actitud
dirigida hacia como una amenaza a su inseguridad.
Fenómenos
psicológicos relacionados con la escasez o la abundancia: El nivel primitivo de
la existencia humana es el de la escasez. Las necesidades perentorias deben ser
satisfechas antes que nada. Solo cuando el hombre dispone de más tiempo y
energía que las necesarias para la satisfacción de las necesidades básicas
puede desarrollar la cultura y los fenómenos de la abundancia.
Las
ideologías y la cultura se hallan arraigadas en el carácter social y éste es
moldeado por el modo de existencia de la sociedad concreta. A su vez, los
rasgos caracterológicos dominantes se
vuelven fuerzas constructivas que moldean el proceso social.
Las
fuerzas psicológicas son moldeadas por
las condiciones externas de vida, pero también poseen dinamismo propio. Constituyen
la expresión de necesidades humanas susceptibles de ser moldeadas, pero no
destruidas.
El
carácter social surge de la adaptación
dinámica de la naturaleza humana a la estructura social. Los cambios en las
condiciones sociales originan cambios en el carácter social, dan lugar a nuevas
necesidades. Estas originan nuevas ideas, hacen a los hombres susceptibles de
ser afectados por ellas. A su vez estas
nuevas ideas tienden a estabilizar e intensificar el nuevo carácter social y a
determinar las acciones humanas.
Las
condiciones sociales ejercen influencias sobre los fenómenos ideológicos a
través del carácter. Este no es el
resultado de una adaptación pasiva a las condiciones sociales, sino de una adaptación
dinámica que se realiza sobre la base de
elementos biológicamente inherentes a la
naturaleza humana, o adquiridos como resultado de la evolución
histórica.
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