domingo, 4 de febrero de 2018

EL MIEDO A LA LIBERTAD


EDUCACIÓN – E. FROMM
el miedo a la libertad -pag. 312 y sig.



¿Qué función desempeña el proceso educativo en la formación del carácter social?
Antes aún de eso ¿Qué se entiende por educación?


La función  social de la educación es la de preparar al individuo para el buen desempeño de la tarea que más tarde le tocará realizar en la sociedad, esto es, moldear su carácter de manera  tal que se aproxime al carácter social; que sus deseos coincidan con las necesidades propias de su función. 

El sistema educativo de toda sociedad  se halla determinado por este objetivo; por lo tanto,
no podemos explicar la estructura de una sociedad o la personalidad de sus miembros por medio de su proceso educativo, sino que, por el contrario, debemos explicar el proceso educativo en función de las necesidades que surgen de la estructura social y económica de una sociedad determinada.


Los métodos educativos son muy importantes porque ellos forman  los  mecanismos que moldean al individuo según  lo prescrito.


Esto también es válido para un sector especial que interviene en el proceso educativo, como es la familia.  Según demostró Freud las experiencias tempranas de la niñez ejercen una influencia decisiva en la formación de la estructura del carácter.  Los padres no solamente aplican las normas sociales, con ciertas excepciones individuales, sino que además, por medio de sus propias personalidades son portadores del carácter social de su sociedad y clase. 
Transmiten al niño lo que podría llamarse la atmosfera psicológica o el espíritu de la sociedad  simplemente con ser lo que  son, representantes de ese mismo espíritu.  Así pues, la familia puede ser considerada el agente psicológico de la sociedad.


Si bien es cierto que las necesidades de la estructura económica y social moldean al hombre, hay que tener en cuenta que la capacidad de adaptación no es infinita.
No solo existen ciertas necesidades fisiológicas que piden ser satisfechas de manera imperiosa, sino que también hay ciertas cualidades psicológicas inherentes al hombre que necesariamente deben ser satisfechas y que originan determinadas reacciones si se ven frustradas.


¿Cuáles son tales cualidades?


La más importante parece ser la tendencia a crecer, ensanchar y realizar las potencialidades humanas que el hombre ha desarrollado en el curso de su historia, como el pensamiento creador y crítico, o la facultad de tener experiencias emocionales y sensibles diferenciadas.


Cada una de estas potencialidades posee un dinamismo propio y una vez que se han desarrollado  a través del proceso evolutivo tienden a expresarse y manifestarse.  
Tal tendencia puede ser reprimida y frustrada pero ello origina nuevas reacciones  especialmente con la formación de impulsos simbióticos y destructivos.


Esta tendencia general al crecimiento –equivalente psicológico de una tendencia biológica- origina impulsos específicos como el deseo de libertad  y el odio a la opresión, dado que la libertad constituye la condición fundamental de todo crecimiento.
Análogamente,  el deseo de libertad puede ser reprimido y desaparecer de la conciencia del individuo, pero no por ello dejará de existir como potencialidad, revelando su existencia por medio de aquel odio consciente o inconsciente que siempre acompaña a tal represión.


También la tendencia hacia la justicia y la verdad constituyen un impulso inherente a la naturaleza humana  aun cuando pueda ser reprimido y pervertido. La vía que ha de seguirse para explicar esta tendencia es la de analizar toda la historia social e individual del hombre. Descubrimos así que para quien carece de poder, la justicia y la verdad constituyen las armas más importantes en la lucha para lograr la libertad y asegurar la expansión.


Gran parte de la humanidad en el curso de la historia ha debido defenderse contra los grupos más poderosos que lo oprimían y explotaban, del mismo modo, el niño atraviesa un periodo que se caracteriza  por su impotencia ante el poder.


En tal estado de debilidad han de desarrollarse ciertos rasgos como el sentido de la justicia y la verdad capaces de construir  potencialidades comunes a toda la humanidad.


Entones, si bien el desarrollo del carácter es estructurado por las condiciones básicas de la vida, y si no existe una naturaleza  humana fija, esta posee un dinamismo  propio que constituye un factor activo en la evolución del proceso social.


Consideramos la naturaleza humana condicionada por la historia, sin olvidar el significado de los factores biológicos.


Debemos considerar la personalidad humana mediante la comprensión de las relaciones del hombre con los demás, con el mundo, con la naturaleza y consigo mismo.  
El hombre es primariamente un ser social. La psicología individual es esencialmente psicología social, psicología de las relaciones humanas. 
El problema central de la psicología es el de la forma de conexión del individuo con el mundo  y no el de la satisfacción o frustración de determinados deseos instintivos. El problema relativo de los instintos ha de ser comprendido como parte de las relaciones del hombre con el mundo y no como la cuestión central. Por tanto, las necesidades y deseos que giran alrededor de las relaciones del individuo con los demás: amor, odio, ternura, simbiosis son fenómenos psicológicos fundamentales.


 El deseo de recibir pasivamente de una fuente exterior todo lo que se quiera obtener –amor, protección, conocimiento, etc.- se desarrolla en el carácter del niño como una reacción a sus relaciones con los demás.


Si a través de tales experiencias el miedo llega a debilitar el sentimiento de su propia fuerza, si se le paralizan su iniciativa  y confianza en sí mismo, si desarrolla cierta hostilidad y luego la reprime, si al mismo tiempo su padre o madre le ofrece cariño o cuidado pero con la condición de someterse, toda esta constelación de circunstancias le conduce a la adopción  de una actitud de abandono del dominio activo, dirigiendo todas sus energías hacia fuentes exteriores de las que espera el cumplimiento de todos sus deseos.


Esta actitud asume un carácter apasionado porque constituye el único medio  por el caul el individuo puede lograr la realización de sus anhelos.


El individuo anal, por el contrario, busca su seguridad construyéndose un sistema autárquico, autosuficiente y considera el amor y cualquier otra actitud dirigida hacia como una amenaza a su inseguridad. 


Fenómenos psicológicos relacionados con la escasez o la abundancia: El nivel primitivo de la existencia humana es el de la escasez. Las necesidades perentorias deben ser satisfechas antes que nada. Solo cuando el hombre dispone de más tiempo y energía que las necesarias para la satisfacción de las necesidades básicas puede desarrollar la cultura y los fenómenos de la abundancia.


Las ideologías y la cultura se hallan arraigadas en el carácter social y éste es moldeado por el modo de existencia de la sociedad concreta. A su vez, los rasgos caracterológicos dominantes  se vuelven fuerzas constructivas que moldean el proceso social.


Las fuerzas psicológicas  son moldeadas por las condiciones externas de vida, pero también poseen dinamismo propio. Constituyen la expresión de necesidades humanas susceptibles de ser moldeadas, pero no destruidas.


El carácter social surge  de la adaptación dinámica de la naturaleza humana a la estructura social. Los cambios en las condiciones sociales originan cambios en el carácter social, dan lugar a nuevas necesidades. Estas originan nuevas ideas, hacen a los hombres susceptibles de ser afectados por ellas.   A su vez estas nuevas ideas tienden a estabilizar e intensificar el nuevo carácter social y a determinar las acciones humanas.


Las condiciones sociales ejercen influencias sobre los fenómenos ideológicos a través del carácter.  Este no es el resultado de una adaptación pasiva a las condiciones sociales, sino de una adaptación dinámica que se realiza sobre la base  de elementos biológicamente inherentes a la  naturaleza humana,  o  adquiridos como resultado de la evolución histórica.

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