sábado, 21 de abril de 2018

Lo que No es amor


 Lo que NO es amor 
- el enamoramiento o "amor romántico"-
Joaquín Benito Vallejo

(De la colección "arboles heridos")


No es amor lo que habitualmente se nos muestra como amor, el llamado amor romántico, eso con lo que se cocinan los sueños y las fantasías.
No es amor lo que está presente en nuestra vida cotidiana y es el caldo de cultivo con que se aliñan las películas, las novelas, las canciones, etc., etc., y nos alimentan a diario con ellas. Todo eso es mentira.

Nos engañan y nos hacen caer en la trampa porque lo estamos deseando. Y lo deseamos porque carecemos de ello.

Ese falso amor llamado amor romántico que deseamos, se basa en todas o en alguna de nuestras carencias.
No somos nosotros, no estamos realizados, estamos solos, somos inseguros, nos falta lo esencial: nuestra propia vida, nuestro propio ser, nuestra realización personal, sino todo, si algunas o bastantes de las causas que configuran esa realización.
Y entonces, por esa razón, creemos, como compensación, como proyección, creemos que lo que nos falta está en el otro.

Y caemos locos por buscar la llamada media naranja, el príncipe azul, o la princesa donde creemos que yacen todos los sueños, todo lo que nuestra imaginación sedienta llama felicidad, ese personaje idílico, abstracto, indefinidobello, perfecto que encarna nuestros  deseos, nuestra  realización, nuestros sueños, nuestro mundo feliz, una entidad abstracta desde luego, pero que es concretizada en una persona, la que creemos nos va a proporcionar lo más alto que podamos imaginar, la felicidad y tantas otras múltiples utopías irreales y fantásticas.

Lo descrito hasta aquí, son considerados en general, amores patológicos, neuróticos o narcisistas, frutos de nuestras carencias y por lo tanto de nuestros deseos, a través de los cuales intentamos buscar nuestra propia realización en los demás.

Mezclado o camuflado como sexo, pero mucho más que eso, e incluso algo distinto y más profundo, casi vital, e inconsciente por supuesto. En definitiva, buscamos en el otro lo que nos falta en nuestra raíz personal, aquello quizá que nos llegue a definir como seres humanos. Por ello es un impulso tan grande que rige nuestros anhelos y deseos y lo confundimos con amor y creemos que está en el otro.

Eso que nos falta y que buscamos en el otro no está en el otro, es una carencia vital que yace en el fondo de nosotros.

El hecho de que nos enamoremos de otra persona en sueños o en la vida real, caminando por la calle o en otro lugar idóneo, simplemente porque nos ha sonreído, nos ha mirado, o hemos interpretado un gesto dirigido hacia nosotros, es un equívoco, producto de otro equívoco, una fábula, un engaño, una tergiversación, la manifestación de unas carencias internas profundas, y por lo tanto, proyectamos en el otro aquello que nos falta como si el otro fuera portador de ello.
Buscamos en el otro lo que nos falta, por ello, cuando nos mira o sonríe, vemos en ello su reconocimiento y admiración. Creemos en ello que el otro nos admira y ama. 

En realidad, salimos a la calle buscando que alguien nos mire, y como hay muchos que salen a la calle deseando que los miren, no es difícil que dos miradas que buscan, se encuentren, y entonces creamos que estamos predestinados, y que veamos en el otro, eso que estamos buscando sin descanso, eso que tanto nos falta y tanto anhelamos.
Y el otro que está buscando lo mismo por sus propias carencias también se lo cree, con lo cual se establece una locura a dos, un “amour fou”. 

En realidad, lo que buscamos es la admiración, el reconocimiento, el aplauso, buscamos que nos admiren, nos quieran, nos adulen, seamos reconocidos como alguien,  y entonces, caemos perdidos en la equivocación.

Cuando dos personas caen en esto al mismo tiempo es que ambos necesitan la admiración y el reconocimiento del otro porque ambos carecen de ello.

Y porque carecen de ello lo buscan por doquier, desesperadamente, está presente en ellos como la necesidad vital que es.

Por ello ambos caen subyugados uno en el otro.
Y entonces creen, que ambos estaban predestinados el uno para el otro. Que el otro es el agua que le sacia y le colma la sed.

A continuación, entran en un periodo de locura, en el que solo ven por los ojos del otro, y no pueden estar solos sin el otro. Se le necesita de una manera vital. No pueden vivir sin él.
Pero, necesitar al otro no es amarle, es que él nos ame como una madre a su hijo del alma.
Entonces decimos -y podemos hacer- tonterías: - me muero sin ti, - no puedo vivir sin ti, - si me dejas me mato -o te mato-.

Todo es una necesidad del otro, de su admiración, no de amor. Estos son también mecanismos, autoengaños, para seducir al otro para que no nos deje, para que nos de todo. Hasta que nos cansemos y busquemos a otro.

Creemos ilusos que nuestra realización está en el otro. Pero lo único que se busca es la admiración, el aprecio, el reconocimiento, de la persona y del ser.

En definitiva, buscamos al otro para que nos de la vida que no tenemos.  Para que nos de todo lo que nos falta.

No puede amar quien le falta su realización personal.
Amar es dar.
 A quien le falta algo lo que hace es pedir, no dar, no puede dar, y si parece que da, es solo una simulación, para engañar al otro, para que el otro le dé eso que tanto le falta.
Eso es lo contrario del amor, es narcisismo, egoísmo en los casos más pronunciados, pero no es amor.



Alberoni: “Enamoramiento y amor” – Nadie se enamora si está satisfecho al menos en parte, de lo que tiene y de lo que es.” “La predisposición al enamoramiento es el sentido profundo de no ser o de no tener nada que valga, es el sentido de la nulidad. La inseguridad, la desvalorización, la fetichizacción
.
El que nuestra vida cotidiana, y todas las historias contadas, las novelas, la literatura, la canción, etc., se basen en los amores románticos, muestran y explotan nuestras carencias de amor y realización.






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