viernes, 13 de marzo de 2020

Comunicación, biología y sociedad



En el principio de los tiempos ya existía la comunicación. 

Es por esa comunicación que los tiempos fueron creciendo y todo fue haciéndose posible.
Progresivamente se generaron diferentes redes de comunicación. Entre los átomos, entre las moléculas, entre las células, entre los órganos, entre los elementos medio ambientales, entre las especies, dentro de una misma especie, etc., etc. 

En el medio ambiente: la humedad, la temperatura, el aire, las estaciones, los días, los ciclos, el tiempo…

Lo que hoy es el mundo y ocurre en él es producto de una historia que nace con la comunicación. 

Ha tenido un recorrido anterior cuyos acontecimientos nos han traído hasta aquí. Aunque todo esté oscuro y revuelto, todo está a la vez escrito en el tiempo, sobre la piedra, la tierra y el aire. 
Lo que los seres humanos somos es el resultado de una historia que consta de los suficientes datos para establecer un recorrido y un nacimiento.

Los padres del hombre son la biología y la sociedad. A su vez la sociedad es hija de la biología y esta se hace en aquella.

Nuestros abuelos y tatarabuelos están en la evolución de las especies, el origen de la vida, el nacimiento de Gaia –la tierra considerada como un organismo vivo- y la formación del universo. Ese sería el origen último conocido.

Podemos considerar el origen de la vida como el comienzo de nuestra historia en la que intervienen todos los seres vivos los cuales son una fusión entre la vida, la naturaleza –medio ambiente- y la sociedad, concebida esta como la convivencia en común que tienen las diversas especies. 
La vida puede considerarse como un árbol que ha ido creciendo, generando diversas ramas. La rama a la que pertenecemos nosotros son los mamíferos.

Pero antes de la vida podemos detenernos en los elementos que participaron en su origen. Las células compuestas de moléculas, compuestas de átomos que forman toda la materia.
La materia primitiva es un magma indescifrable. Habrá de pasar mucho tiempo para que se abra a la comprensión de los sentidos.

La materia se combina, se mezcla, se fusiona, se simbiotiza, interactúa con su entorno, crea vida. -Todo ello es comunicación-.

Se ramifica, es un totum revolutum, todo envuelto y revuelto, organizadamente revuelto, escrito en el viento y en el tiempo, esperando a ser descifrado.

En el magma primitivo de la vida celular ya hay múltiples funciones necesarias para la vida: la capacidad de adaptarse, adquirir recursos, moverse, atrapar elementos, metabolizar, transformar, expulsar lo sobrante y lo que no sirve.

Las funciones se van diversificando y generando los órganos correspondientes a su realización – Se generan agrupaciones de células – se forman seres pluricelulares, dentro de éstos, las células se especializan en realizar funciones diferentes y así se generan órganos y seres con organismos múltiples. Funciones sensoriales, metabólicas, inmunitarias, digestivas, circulatorias, cognitivas…

Esto se ve que lo tiene toda la materia no orgánica existente en la naturaleza y a partir de la célula todos los organismos vivos.

Para que se den esos encadenamientos y sucesiones se necesita una interrelación – conexión – comunicación. 

Lo que nos lleva a establecer o visualizar una unidad de todo con todo.  
Y a establecer distintas redes de relaciones. Complejidad quiere decir tejido conjuntamente. Alguien lo llama tela de araña -pero ni el tejido ni la araña lo expresan convenientemente.

De la misma manera que no existe el ser vivo sin el entorno, tampoco existe lo biológico sin lo social. Ambos aspectos son considerados por unos antagónicos, mientras que, por otros, complementarios. Pueden considerarse ambas cosas a la vez, como lo hizo siempre el pensamiento oriental, mientras que el pensamiento clásico occidental lo divide, ahora ya unificado por la nueva concepción sistémica.

Una unidad puede –es en realidad- formada por elementos considerados antagónicos, y a la vez complementarios. Todo sistema, universo, vida, está compuesto de elementos contrarios de los que la unidad se enriquece. Visto de otra manera los elementos contrarios, son complementarios unos de otros, las dos caras de una misma moneda, causa y efecto uno de otro: el haz y el envés, la palma y el dorso, la luz y la sombra. Así pues, el aspecto social es realmente biológico.  Porque lo social nace de lo biológico, sin vida no hay sociedad. Pero a la vez, lo biológico es social ya que una parte –si no todo- de lo biológico o genético solo se hace realidad con la participación social. La semilla solo germina, si se la inserta en el campo adecuado. Una capacidad humana inscrita en los genes no florece si no se la cultiva. Aquí se ve la complementariedad de lo biológico y de lo social.

Hay también unidades consideradas más simples o rudimentarias encerradas en otras más complejas. De una unidad simple puede nacer otra más compleja. De una unidad donde todas sus funciones están indiferenciadas, se van produciendo diferenciaciones cada vez mayores.

La unidad –o sistema- más pequeña podría ser considerada la célula. Un ser unicelular es el ser más simple que hay, aunque su complejidad es extrema. Ese elemento tan simple y minúsculo, imperceptible, ya cumple todas las funciones vitales que tiene un organismo superior como el humano. Más aún, los organismos unicelulares ejercieron la labor de adaptarse al medio donde vivían con todas sus características y beneficios. 

La adaptación es fruto y causa de la conexión, de la interrelación, de la intercomunicación

La adaptación consigue que el organismo vivo, viva en armonía con el medio, lo que significa homeostasis.
Los seres unicelulares ya descubrieron todas las normas de la vida y las implantaron en su existencia – Margulis-.
El ser vivo realiza su tarea para adaptarse al entorno. Su primera tarea. 
Adaptación es desarrollar una serie de recursos para vivir en él. Significa haber conseguido la homeostasis – armonía interna y armonía externa. Del organismo en sí mismo y del organismo con el entorno.

Una de las leyes de la vida es que todos los seres vivos lo hacen agrupados según características determinadas, formando especies, grupos, familias, órganos, bancos, manadas, enjambres, etc.
Esas agrupaciones son prototipo o pre-sociedades anunciadoras de sociedades más avanzadas y complejas como las humanas. Las células o seres unicelulares se agrupan desde su nacimiento formando seres pluricelulares, órganos, y dentro de cada órgano, agrupaciones diversas ejerciendo diversas funciones. Véase el cerebro con sus diferentes áreas, formadas por células distintas con distinto papel.

De esa convivencia en grupo se derivan varios rasgos característicos de la vida y que confluyen en el afecto y el amor.  Agrupación – colaboración - altruismo – empatía – cuidado y protección de las crías - reparto de papeles – compartir

La naturaleza, biología – genética, establece ciertas necesidades que el ser vivo ha de realizar para poder vivir, llámense instinto, impulsos naturales, etc. y es en la vida, donde se vive, en el entorno, en la sociedad donde deben realizarse o cumplirse esas necesidades naturales heredadas y características de sus ser.  

Estas características se satisfacen de modo natural en la convivencia en sociedad en todas las sociedades animales, excepto la lucha contra las inclemencias que forma parte de su quehacer y de su adaptación al medio.
Cuando las sociedades humanas impiden esta realización de necesidades naturales con lo que aparece la insatisfacción, la des - realización, la degeneración. La sociedad debe cumplir su papel genético ayudando a realizar esas necesidades naturales en caso contrario se convierte en impedimento, en castración. Produce la disarmonía, la alienación…

Un órgano puede participar en múltiples funciones orgánicas, puede pertenecer a distintos sistemas.
La boca – mama, chupa, lame, acaricia, saborea, ríe, besa, muerde, habla… / alimentación, afectividad, sensorial, emocional, amor, sexo, defensa, comunicación…
No es la boca, es el individuo, el ser. La boca es un medio, una herramienta.



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